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Como mujer iraní, siempre he sido atacada por hombres (patriarcado) con el apoyo de la República Islámica de Irán. Desde el momento en que abrí mis ojos a este mundo, recuerdo a mi padre golpeando a mi madre, mi tío golpeando a su hija, y mi vecino golpeando a su madre.

Como mujeres iraníes, nos enfrentamos al miedo todos los días de nuestras vidas. Nos sacrificamos y dejamos atrás nuestros sueños, por el patriarcado. Los hombres son el género primario y nosotras el secundario. Desde la infancia, la manera en que nos trata el gobierno nos mantiene calladas y convencidas de que somos el género secundario bajo la opresión de los hombres; quiero decir, quisieran que estuviéramos convencidas. Pero somos humanos, y el instinto siempre nos dirá que algo está mal.

Hace 40 años, antes de la revolución islámica en Irán, el país era dirigido por una monarquía (el rey) e Irán solía ser un país modernista en el mundo. Las mujeres podían vestirse como quisieran, así como en los países libres hoy en día. Pero después de la revolución islámica, cubrirse la cabeza y el cuerpo se volvió ley en todo el país. Al principio no fue tan malo, pero gradualmente las mujeres quedaron bajo la sombra y toda la libertad fue para los hombres.

Como mujeres iraníes en nuestro país, no se nos permite nadar en el mar, no se nos permite cantar, bailar, y hasta a veces aplaudir fuera de casa. No se nos permite andar en bicicleta o motocicleta. No se nos permite ir al estadio y ver partidos, no se nos permite tener hijos/hijas fuera del matrimonio, no se nos permite salir del país sin permiso de nuestro esposo, nuestro dote es la mitad al de un hombre, y la herencia que recibimos es la mitad a la que recibe un hombre. Hay muchos deportes que no tenemos permitido practicar.

Yo soy artista, como artista (actriz) es más difícil ser mujer en Irán. No tenemos permitido cantar y bailar en escena, debemos usar un hiyab en escena, aún si nuestro compañero es hombre, no podemos tocar. No podemos usar ropa ajustada, no nos puede maquillar un maquillista masculino, y no podemos usar pelucas. No debemos mover nuestro cuerpo demasiado.

Como artista en teatro para jóvenes audiencias es aún más difícil. No tenemos permitido trabajar en lo que queramos. Todo en Irán es controlado por el gobierno, así que al crear un espectáculo ellos deben aprobar cada paso del proceso, lo cual es una pesadilla. No podemos hacer menciones religiosas (sólo si promueve al islam) en escena, no podemos hacer mención al sexo, cosas eróticas, música occidental, cultura occidental, malas palabras, o mejor dicho ¡no podemos mostrar la REALIDAD!

Los niños y niñas en Irán viven una doble vida. La mayoría de las familias en Irán no son religiosas, no creen en el hiyab, van a fiestas caseras, bailan, beben alcohol y viven una vida normal a escondidas. Pero todo es diferente en la comunidad afuera de su hogar. Nuestros niños y niñas se enfrentan a estas contradicciones todos los días, lo cual perjudica a todos. De inmediato aprenden a mentir, a fingir ser otra cosa. Nunca tienen la oportunidad de hablar con su verdad.

Nosotros (pueblo iraní) somos de la tierra de poesía, arte, y gran historia. El gobierno iraní nos lo ha intentado quitar durante los últimos 40 años, pero no ha podido. Nuestras mujeres no toleraron la opresión, estudiaron y se educaron, trabajaron junto a los hombres. Al punto en que hoy en día arriesgan sus vidas en las calles de Irán para pelear por sus derechos, junto a la juventud.

Somos mujeres iraníes, usamos nuestras manos para pelear contra sus armas. Retomaremos nuestra tierra hermosa para dejarles una vida libre a las siguientes generaciones.

Por favor véannos, escúchennos.

#MahsaAmini #مهسا_امینی