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A finales de enero de 2018, del 26 al 28, tendrá lugar la cuarta edición de los días Small Size, un evento simple, pero especial, que ocurrirá al mismo tiempo en diversos países en todo el mundo, demostrando la importancia y la atención prestada a los primeros años. Los niños pequeños son tan queridos y protegidos como, al mismo tiempo, tan infravalorados.

 

“¿Por qué seguimos haciendo teatro para los primeros años?”

¿Qué entiende un niño de 10 meses y qué emociones puede sentir una niña de 2 años? ¿Tienen pensamientos y sentimientos complejos? ¿O sólo tienen reacciones instintivas e inmediatas, que recibimos con una sonrisa condescendiente, sorprendidos por su “inocencia”?

Hablando de niños, debemos tener cuidado con el uso de la palabra “inocencia” y evitar malentendidos. Apesta a falta de conciencia, inutilidad, inconsistencia.

En este mundo, los niños son inocentes porque acaban de llegar; pero incluso los más pequeños, definitivamente, no son ángeles. Ellos son seres humanos pensantes, que pueden sentir y hacer sentir a los demás. No siempre son inocentes, porque la belleza de la ambivalencia pertenece a toda la humanidad: ser inocente y culpable al mismo tiempo, oscuro y claro, abierto y oculto, aquí y en todas partes.

No podemos medir la calidad de un pensamiento o un sentimiento en kilos o centímetros y, sin embargo, ¿realmente respetamos los pensamientos de un adolescente, o los de un niño de 8 años o un niño pequeño que aprendió a caminar ayer?

Lo cual nos lleva de vuelta a la pregunta anterior, pero podríamos cambiarla un poco para que pueda aplicarse a los diferentes grupos de edad: “¿Por qué seguimos haciendo teatro para niños y jóvenes?”

 

“Los niños representan un gran porcentaje de la humanidad, población, nación, personas, conciudadanos. Ellos son nuestros amigos fieles. Lo son, lo fueron y lo serán”, así dijo Korczak, y él conocía muy bien a los niños.

Los niños y los jóvenes están aquí hoy; son ciudadanos plenos de nuestro presente, compañeros de viaje, independientemente de su país de residencia, cultura o tradición.

Con su increíble imprevisibilidad, siguen recordándonos que todo lo que tenemos que hacer es escuchar. O los perderemos. Y perderíamos fragmentos de un pensamiento increíblemente lógico y analógico que son constantemente capaces de ofrecernos, siempre que los observemos y escuchemos con respeto y con curiosidad por lo que no sabemos. Que no es solo “su mundo”, sino la forma en que perciben el mundo. Esta cualidad perceptiva pertenece a todos los niños del mundo.

Lo que cambia es lo que experimentan en las diversas culturas, pero lo que necesitan y preguntan al mundo de los adultos sigue siendo lo mismo. En particular, su necesidad de saber qué es el mundo sigue siendo la misma. Y necesitan conocer todos sus aspectos, incluso los que no creemos que sean importantes para ellos, los que creemos que son exclusivos del mundo de los adultos.

 

Los niños observan el mundo de los adultos constantemente porque, mirando y escuchando a los adultos, aprenden y construyen sus conocimientos, su visión del mundo.

Cuando hablamos sobre lo que podemos ofrecer a los niños, debemos recordar que, mientras nos preguntamos qué hacer, ellos mantienen sus ojos fijos en nosotros y, al estudiarnos, aprenden.

Entonces, al ser conscientes de sus necesidades, debemos seguir preguntándonos cómo podemos cuidarlos con nuestro arte, recordando que los niños simplemente nos piden que estemos disponibles, que les prestemos atención y les escuchemos. Estar allí.

Los niños miran al  mundo con ojos hambrientos de conocimiento y empatía.

Abren los ojos de par en par, deseosos de ver cada detalle y sorprenderse. “Ojos muy abiertos”.

 

Wide eyes, otro proyecto de Small Size, celebrará la finalización del proyecto europeo Small Size – Arte para las primeras edades , en Galway, Irlanda, del 1 al 4 de febrero del próximo año. Unirse a nosotros en Galway puede ser una oportunidad para aprender más sobre teatro para niños muy pequeños.

“Ojos bien abiertos”. Nos gustaría pensar que los ojos de los adultos son iguales, especialmente los ojos de los artistas. Ojos bien abiertos a lo que nos rodea, y capaces de mirar lejos para comprender y sentir. Quizás así no es cómo funciona, pero no olvidemos la importancia de la intención y, por otro lado, la disposición de muchos artistas que, al igual que todos nuestros amigos de Small Size, continúan cuidando a los niños con su arte.

Los niños pequeños miran y escuchan para aprender, para descubrir el mundo y percibir sus innumerables detalles. Y las muchas experiencias que Small Size ha recopilado durante su viaje con los más pequeños son una prueba de ello.

 

Los niños pequeños tienen su propia dimensión cultural y su propia forma de percibir y sentir, así como también su propio ritmo. Piensan de una forma compleja y sienten de maneras que aún no sabemos. Puede que no los entendamos, pero con ellos podemos establecer relaciones sólidas basadas en los sentidos. Diferentes sensibilidades que se unen en la experiencia artística.

 

Compartir nuestra propia sensibilidad, incluso durante treinta minutos, es algo extraordinario.

Pero cuando el encuentro “funciona”, cuando los artistas realmente logran cuidar de los niños con su arte, entonces, durante esos treinta minutos, es posible ver esos ojos bien abiertos, que se convierten en un cuento dentro de un cuento.

Los niños pequeños tienen una habilidad única para transmitir la intensidad de su asombro, como nadie más lo hace.

Las miradas y las posturas se entrelazan con las acciones de los artistas, enriqueciendo la conexión sutil que cobra vida y termina en el transcurso de una experiencia artística.

Y esta forma de vivir y hacer arte no puede tener fronteras, debe cruzar las fronteras nacionales, porque Small Size es una red y las redes se mueven a través de las fronteras, todas ellas, en una dimensión transnacional, multicultural y multigeneracional que podría ser el futuro de ASSITEJ.

 

 

Traducido por: Jesús Torres

 

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